Tuesday, September 26, 2006

Three Women, A Poem for Three Voices, Sylvia Plath

SEGUNDA VOZ:

De nuevo soy la de siempre. Ya no hay cabos sin atar.
Me desangré hasta volverme blanca como la cera. No tengo
vínculos.
Soy plana, virginal, es decir: no ha sucedico nada,
nada que no pueda ser borrado, rasgado, raspado,
recomenzado.
Esas ramillas negras no quieren florecer,
ni tampoco estas acequias secas, resecas de soñar con
lluvias.
Esta mujer que me encuentra en ventanas es fina.

Tan fina que transparece, como espíritu.
Qué tímidamente se sobrepone a su finura en el infierno
de naranjas africanas, los cerdos colgados de las patas.
Cede ante la realidad.
Soy yo, soy yo:
degustando la amargura que acecha entre mis dientes.
La malignidad incalculable de lo cotidiano.

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