Monday, May 07, 2007

diálogo

- esperáme
- por cuánto tiempo?
- hasta que me aprenda las notas en el pentagrama
- pero nena eso es mucho tiempo!
- bueno es relativo, la música le entra distinto a cada uno, yo soy rápida para esto.
- bueno ya te dije, yo tengo ganas de salir y divertirme, vos te querés quedar acá encerrada estudiando ese pentagrama bendito, yo no tengo toda la vida. Hay que salir a divertirse ahora, ¿qué querés?, ¿esperar a que tengamos 50?.
- sabés lo importante que es para mi la música, no puedo concebir salir al ruido de la calle, no necesito más ruido en mi cabeza, prefiero la música al ruido.
- si, losé pero, tendrías que darle un lugar a la diversión, relajarte un poco.
- andá, hace lo que vos quieras, yo por ahora me quedo acá estudiando las notas en el pentagrama ya te dije, es muy importante para mi.

Ahora iba a sonar la guitarra y cada cosa volvería a estar en su lugar, la música me ordena de alguna forma. Es la única manera de no pensar en otra cosa. “Tendría que ser más exigente y no dejar que lo íntimo me perturbe”. Una amiga me dijo hoy: “nena, sino tenemos que fijarnos con quién estamos intimando”. Qué bueno eso de intimando ¿no?, porque claro yo dejo que lo íntimo me perturbe, pero antes está esto que me decía mi amiga, ¿con quién estoy intimando?. ¿Cómo es para un hombre la intimidad?, ¿existe para ellos eso que se nos arma a nosotras?, esa confianza, esa cercanía, que a nosotras se nos antoja un hito después del cual ciertas crueldades no pueden ocurrir. Pero ocurren, luego ocurren esas crueldades y ahí es donde al final, me dejo perturbar por lo íntimo, entonces, ¿debiera cambiar mi concepto de intimidad o me quedo con el que tengo y dejo de intimar con ciertos seres que muestran su crueldad a la primera de cambio?. Estos seres traen escudos metálicos que les sirven para no dejarse perturbar por lo íntimo. Ocurre, que para ellos lo íntimo es nada, no les interesa, salvo para saber que pueden tenerlo, una vez que lo tienen no les interesa más. Nosotras en cambio, siempre conservacionistas, pretendemos que una vez que se instauraron esas señas de intimidad, nada malo puede pasar, no se nos ocurre, entonces ¿por qué se le podría ocurrir al otro?. Ahora por qué se me ocurre la frase, “tendría que ser más exigente”, no puedo ser exigente con cosas que vienen por naturaleza. Ya me lo dijo una vez un hombre, en este caso no era cruel (imagínate, lo que me costó perder la intimidad con él), me dijo: “vos funcionás para lo que fuiste hecha“.

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